Domus pompeiana

Sepulturero

Sepulturarius

Los romanos enterraban a sus muertos en los bordes de las calzadas que conducían hasta la ciudad, para que todo el que pasara por allí pudiera verlos. Pensaban que mientras hubiera alguien que los recordara era como si estuvieran vivos. La ley prohibía incinerar o enterrar dentro del "pomerium" o límite de la ciudad.

La incineración era la práctica preferente hasta el siglo II, quedando la inhumación para los muy pobres. Los patricios residían en tumbas esculturales llenas de ornamentos, inscripciones y figuras relativas al difunto. En otros casos se colocaba una estela con su nombre y las siglas "S.T.T.L" ("Sit tibi terra levis", que la tierra te sea leve) o "H.S.E." ( "Hic situs est", aquí está). Los que tenían menos medios eran colocados en pequeñas urnas tras la incineración y situados en hornacinas en un muro o lugar subterráneo conocido como "columbarius". A partir del siglo II se impuso la inhumación, siendo enterrados en sarcófagos de piedra decorados con bajorrelieves.

Las familias pudientes pagaban el entierro y la sepultura, aunque había veces que el estado sufragaba el terreno y la construcción de la tumba a personajes ilustres. Los más pobres se asociaban para, a través de cuotas, pagar los entierros.

Cuando un patricio moría era colocado en el "atrium" colocado con los pies hacia la puerta (de ahí nuestra expresión de "salir con los pies por delante"), se le cerraban los ojos y se le colocaba una moneda en la boca ( un "As") y se le cerraba para, según la creencia incorporada de los mitos griegos, pagar al barquero Caronte que le conduciría a través de la laguna estigia hasta el mundo de los muertos. Se le sacaba un molde de cera del rostro que pasaba a formar parte de los retratos expuestos en un ala del atrium de las "imagenes maiorum" o antepasados ilustres. La expresión actual de "tener muchos humos" proviene de esta costumbre: las "imagenes maiorum" se iban impregnando con el tiempo de los humos procedentes de las lucernas. Cuando en una casa había muchas de estas imagenes, se decía que tenía muchos humos para significar la importancia de la familia. El cadáver se velaba durante ocho días durante los cuales se consideraba que la casa permanecía impura, por lo que, tras sacar el cadáver, se limpiaba toda la casa. En la puerta de la casa se colocaban ramas de ciprés para advertir de que en esa casa se había producido una muerte (de ahí la costumbre de plantar cipreses en nuestros cementerios).

Tras este ritual se iniciaba la pompa, comitiva fúnebre, en la que iban familiares y amigos, esclavos, plañideras, danzarines, músicos y mimos con las máscaras de sus antepasados ilustres. Conducían al finado hasta la pira funeraria donde tras la cremación, en la que se incluían algunos objetos del difunto, se recogían los restos y se lavaban con vino y perfumes antes de introducirlos en la urna y depositarlo en la tumba.Tras la ceremonia un sacerdote rociaba a los presentes con agua lustral para purificarles, ya que el contanco con el cadáver los había vuelto impuros.

Todos los años, entre el 13 y 21 de febrero, se celebraban la "Parentalia", una celebración en la que los vivos honraban a los muertos, que se suponía vagaban esos días entre los vivos contaminando todo de impurezas. Se acudía a los sepulcros para llevarles alimentos. Al día siguiente de la terminación de estos rituales se celebraba un banquete.

Los romanos eran muy superticiosos y creían en el mundo de ultratumba. Se pensaba que si a un difunto no se le daba sepultura su espectro vagaba por la casa y se aparecían por la noche o se manifestaban con ruidos de cadenas. Diferenciaban entre los espíritus buenos o Manes y los malos o Lemures. Cuando un niño nacía se le colocaba la "bulla", un colgante para espantar a los malos espíritus y protegerles de maleficios.

En la Via Apia, en el acceso a Ostia Antica y en los distintos caminos que conducen hasta Pompeya podemos ver una amplia muestra de edificaciones funerarias. En esta última, tenemos además lo que podríamos denominar un "cementerio improvisado" disperso por la ciudad: son los moldes-relicario de los pompeyanos que murieron en la erupción del Vesubio del año 79 y que quedaron enterrados por la lava del volcán. En 1860 el arqueólogo Giuseppe Fiorelli tuvo la idea de inyectar yeso en los moldes de lava que quedaron tras descomponerse los cuerpos, obteniendo las figuras de las personas conteniendo sus huesos en el interior.

Relieve funerario.Roma

Caja sepulcral de Lucius Servilius Philippuss.Roma

Relieve funerario.Roma

Columbario.Necrópolis.Ostia antica

Columbario.Necrópolis.Ostia antica

Tumba degli archetti.Necrópolis Ostia antica

Columbarios en Via dei sepulcri.Pompeya

Tumba en Via dei sepulcri.Pompeya

Tumba en necrópolis de Porta Nocera.Pompeya

Tumbas en necrópolis de Porta Nocera.Pompeya

Columbario.Necrópolis de Porta Nocera.Pompeya

Tumbas.Necrópolis de Porta Nocera.Pompeya

Necrópolis de de Porta Nocera.Pompeya

Tumba.Necrópolis de Porta Nocera.Pompeya

Tumba Flavios.Necrópolis de Porta Nocera.Pompeya

Tumba de edículo.Necrópolis Porta Nocera.Pompeya

Epigrafía en necrópolis de Porta Nocera.Pompeya

Tumba en necrópolis de Porta Nocera.Pompeya

Tumba en necrópolis de Porta Vesubio.Pompeya

Tumbas en necrópolis de Porta Vesubio.Pompeya

Urnas funerarias.Pompeya

Sarcófago con batalla entre romanos germanos.Roma

Sarcófago con musas.Roma

Imagenes maiorum.Casa de menandro.Pompeya

Moldes relicarios.Pompeya

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